El sol desnudo (The Naked Sun) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov publicada primero por entregas en los números de octubre, noviembre y diciembre de 1956 de la revista Astounding Science Fiction y posteriormente por Doubleday como novela independiente en 1957. Es la segunda novela de la serie protagonizada por el detective de la Tierra Elijah Baley, que junto a sus cuentos de robots forman la que se ha dado en llamar serie de los robots.
Con esa introducción que cito de Wikipedia, comienzo mi pequeña reseña sobre este libro que compré hace ya un año y que, bajo las circunstancias de aislamiento en que nos vemos envueltos, decidí comenzar a leer, más que nada para aprovechar la situación y retomar viejos hábitos que me resultan saludables, en este caso la lectura de este tipo de libros que a uno lo dejan con una sensación de honda curiosidad y fascinación, donde, por sobre todas las cosas, se empiezan a formular preguntas, que si bien son todas meras suposiciones fantasiosas de alguien que solo puede sacar conjeturas con bases fantásticas y literarias por falta de conocimientos de métodos científicos, robóticos y antropológicos, no dejan de florecer en la imaginación.
El Sol Desnudo trata, básicamente de un detective de nuestro planeta al que le es asignado arbitrariamente un caso de asesinato cometido en Solaria, un planeta de dimensiones titánicas donde la población humana es de unos pocos 20000 individuos dispersos por todo el globo, encerrados en estancias de miles de kilómetros de diámetro, pero por otra parte, la población de robots se encuentra en un número mucho mayor, ya que estos mismos son el producto de mayor producción de ese planeta y que vende a otros mundos.
El detective Elijah Baley es acompañado por un ayudante, el androide R. Daneel Olivaw.
Unas de las principales preguntas que hace Elijah a sus superiores es por qué lo envían a él, un simple policía a un planeta donde no tiene jurisdicción, ni voz, ni voto por ser lo que es a los ojos de aquellos seres, un inferior terrícola. Las razones son simples, ser un doble agente. Resolver el asesinato y traer información a la Tierra sobre los desconocidos Solarianos, una forma de vida bastante humana, pero con costumbres y puntos de vistas muy distintos a los nuestros.
Los impedimentos y problemas por los cuales tiene que atravesar el detective Elijah Baley irán desde la discriminación por su raza, hasta por cuestiones totalmente triviales y superficiales como el uso de alguna que otra palabra mal empleada en la jerga de los habitantes del extraño mundo en el cual se encuentra.
Para no Spoilear, doy como aviso mis impresiones sobre esta lectura que realicé en menos de 10 horas y así dejas de leer hasta acá y corras a comprarlo lo antes posible.
La sensación de vacío y miedo al espacio infinito de la galaxia que genera la descripción de Solaria es excepcional. Contagia al lector de los sentimientos que tiene Baley con respecto a estar en un lugar desconocido y a la vez tan lejano de todo lo que ofrece seguridad, como unas simples paredes, un techo, e incluso, luz de un sol como el que conocemos.
Solaria, por su tamaño, posee un sol descomunalmente mayor al nuestro, sus días, horas, luces, sombras y detalles paisajistas son totalmente distintos al que conoce nuestro protagonista.
Los personajes que van aflorando en cada capítulo son, desde entrañables y excepcionalmente einteligentes, a enfermizos por la distancia entre individuos, y otros despreciablemente más humanos de lo que podamos imaginar.
Todos, o casi todos, comparten un rasgo en común, una misantropía casi total y un exceso en el confort que ofrece la tecnología, al grado tal de volverse insoportables, irritables e infantiles.
El temple que Asimov le ha a dado al Detective es admirable, así como también su poder de deducción y de afrontar el desafío que lleva el desmenuzar los dichos, costumbres y formas de una civilización arisca y tecnicista.
Los hechos de intriga que suceden al asesinato mantienen en vilo al lector en cada capítulo sin perder éstos el interés, la narrativa y el hilo de razonamiento científico, social y humano de la obra.
En cada acto que compone cada capítulo me vi sumergido en una trama firme, sin aires de pretensiones divagantes y obsoletas, sino más bien actuales, teniendo siempre en cuenta que, a pesar de que el libro se escribió hace casi 65 años, éste no pierde en ningún momento la frescura con la que puede ser interpretado y comprendido desde esa época hasta la actualidad.
El desenlace no lo diré, pero sí puedo decir que este libro es una pieza fundamental en la biblioteca de todo lector que aprecie la literatura fantástica, y que combina armoniosamente el género policial detectivesco de, salvando las distancias, Arthur Conan Doyle y la ya conocida y reconocida literatura de Isaac Asimov.
La sensación que me ha dejado el libro es grata, grande y profunda.
Bajo el pretexto de seguridad y confort que nos da la tecnología, ya sea por el distanciamiento que nos ofrece de otros seres humanos, como la facilidad de actuar detrás de una muralla que salvaguarda nuestra integridad física, nos perdemos algo sumamente importante para cada uno de nosotros:
La cooperación, la humanidad propiamente dicha, el acercamiento al prójimo y el destino que compartimos todos bajo el manto de las estrellas, la vida en una sociedad que puede expandirse más allá de los límites que nos imponemos y nos imponen como sociedad para llegar a un puerto común donde todos y cada uno de nosotros podamos realizarnos como seres pensantes e inteligentes, pero que estamos actualmente perdidos en la profundidad del espacio, tanto físico como mental.
Como plantea la literatura de Asimov
La conquista espacial es fundamental para la perduración de nuestra especie humana.
El delicado equilibrio de nuestro planeta se verá quebrado por nuestra propia existencia encadenada al ánima de un alba que no queremos soltar.
Saidák Tamrevad.
Casetes que acompañaron a mi lectura:
Bilskirnir - Atavismus des Glauvens
Puritas Virginium - Black Arts
Maleficarum - Maleficarum
Burzum - Rundgang Um Die Transzendentale Saule Der Singularitat (Filosofem)
