¿Qué es el Gekiga y quién es Tsuge?
Nacido en Tokio el 30 de octubre de 1937, Yoshiharu Tsuge es considerado hoy un autor clásico del estilo Gekiga, un tipo de manga que, a diferencia del mainstream de su época, se caracteriza por un tono más dramático, introspectivo y adulto. Las historias no giran en torno a la acción o la fantasía, sino a lo cotidiano, lo doloroso, lo gris.
Tsuge tiene muchos títulos en su haber, que enumeraré al final de esta entrada.
Mi búsqueda de algo distinto
Estaba en busca de un manga distinto. Algo más serio, más íntimo, que me sacara de todo lo que venía leyendo. El shonen, por ejemplo, que consumo bastante hoy en día, ya no me estaba alcanzando.
Un gran amigo, D.A., me sugirió que leyera algo del estilo Gekiga. Fue en una charla por WhatsApp —vivimos lejos, y las redes son nuestra única manera de compartir cosas.
Nuestras conversaciones suelen ir desde cine de culto y discos que parece que escuchamos solo cinco personas, hasta su pasión por el manga. Eso me sorprendió. Como soy bastante nuevo en el tema, nunca había surgido.
Mi búsqueda de un libro nuevo todos los días es, a veces, una obsesión sana... y otras veces, cara.
Sana porque, ¿qué hay de malo en querer un libro nuevo todos los días, aunque sea digital?
Y cara porque, si lo veo en una comiquería, lo compro casi sin pensar.
Una vida errante, una puerta al Gekiga
Antes de recomendarme El Hombre Sin Talento, D.A. me pasó Una Vida Errante, de Yoshihiro Tatsumi, otro artista del Gekiga, contemporáneo de Osamu Tezuka.
Ese libro me dejó con hambre de más: historias costumbristas, sin héroes ni fantasía, con un realismo crudo del tipo slice of life, pero más sobrio, opaco.
(No voy a reseñarlo aún porque merecería un análisis profundo, una relectura y, sinceramente, un pequeño podcast. Pero lo dejo pendiente).
La lectura: piedra a piedra
El Hombre Sin Talento lo leí en digital, en una tablet barata que me compré hace años en un supermercado.
Leía unas páginas cada noche antes de dormir, y cada vez me sentía más metido en los zapatos del protagonista: Sukezo Sukegawa, un mangaka frustrado, cuarentón, padre de un hijo y esposo de una mujer que lo acompaña —más de lo que él parece notar— en sus intentos desesperados por sobrevivir sin tener que dibujar más manga.
Sus proyectos de vida son absurdos para muchos, incluso para su esposa. Quiere vender piedras. Sí, piedras.
Pero no es tan absurdo como suena: en Japón existe el Suiseki, un arte milenario basado en contemplar piedras con formas particulares.
¿Te interesa? Investigalo. Puede parecerte una meditación profunda… o un embole absoluto. Depende de tu nivel de tolerancia a lo contemplativo.
Lo que este libro me hizo sentir
Lo que más me impactó fue ver cómo, más allá de las diferencias culturales, todos compartimos las mismas cargas: la infelicidad, el hastío, la pobreza, la frustración.
La soledad en este libro no es solo un tema: es un personaje. Está en la tapa, en cada viñeta, en cada silencio.
El final es demoledor. Un solo globo de texto que condensa todo lo que el protagonista aprendió —o no— de forma violenta y desesperanzadora.
Me sacó una sonrisa. Pero no una cualquiera.
Una de esas que se abren como una herida fina y punzante, como cuando te cortás con una hoja de papel en la yema del dedo.
El corte es pequeño, casi invisible… pero duele. Hasta el aire parece saborear la sangre que empieza a brotar.
El adulto soñador
Este libro es una oda al adulto soñador.
A ese que quiere una vida tranquila, sin llamar la atención, sin exigirse demasiado. No por flojo, sino porque no encaja.
Los días pasan. Las cosas no cambian. Ni falta que hace.
Pero ese deseo de calma se convierte en una bomba de tiempo. La frustración se acumula y estalla, gritando en silencio contra toda esperanza de utopía.
Yo a eso le llamo: la utopía del fracasado.
Humor, dibujo y sensibilidad
El humor en este manga es sutil y escaso, pero funciona.
Me reí mucho con el capítulo de la excursión al restoran de fideos.
El contraste entre los rostros simples de los personajes y los fondos detallados es muy efectivo, sobre todo en escenas al aire libre o cuando algún objeto o edificio cobra protagonismo.
¿Dónde lo consigo?
Si te interesó, buscá el libro. Está disponible online. Podés descargarlo haciendo clic en la imagen que está más arriba en esta entrada (si la estás viendo desde mi blog).